La leyenda completa del casino del Diablo en Hermosillo
El diablo es una presencia constante en la vida de muchas personas. Es la representación del mal, el enemigo, el temido. Su sola existencia puede llegar a causar mucho temor en las personas que conocen de él.
Pero algo es verdad: muchos de ellos lo toman como una figura representativa. Como alguien que es incluso más una idea que un ser. Pero, ¿Qué pensarías de verlo en persona? Al menos esa es la historia se narra en Hermosillo.
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El casino del diablo, el mal en la tierra.
En la ciudad de Hermosillo, en los cada vez más lejanos años 50, existía un lujoso casino. Este podía ser visto desde muchos sitios, ya que se encuentra en lo alto de una montaña. Ese lugar no es casualidad.
Gracias a los numerosos colores y luces que poseía, era una especie de faro que podía verse desde lo lejos. No se perdía de vista, por lo que gracias a ello podían seguir obteniendo todavía más clientes.
Era un Country Club, que si bien el casino era su principal atracción, también poseía otras secciones como pueden ser bares y restaurantes.
Pero todo cambió un 31 de diciembre, en el cada vez más lejano año 1950. Debido a las festividades de final de año, se organizó una fiesta para que todos los invitados puedan recibir juntos el esperado día.
Linda quería ir al baile.
La historia se va a centrar en Linda, una simpática chica de 16 años. Ella se encontraba muy ilusionada por asistir, y horas antes del evento, se encontraba arreglándose. Estaba ilusionada con ser la más bella de todo el lugar.
Pero no contó con su madre. Cuando ella iba a irse, se lo negaron. Al parecer, jamás pidió permiso para ir. Y la señora era de la idea que para ese día tan especial, ella debería de pasar el tiempo con su familia.
Ella no estaba dispuesta a perderse la celebración. Por lo que decidió escaparse por la ventana, para poder ir de todas maneras.
Al llegar al baile, su plan surtió efecto: si que era la chica más llamativa del lugar. Recibió muchas invitaciones de jóvenes del lugar, pero ella no aceptaba a nadie. Estaba esperando al más guapo del lugar para salir con él.
De repente, encontró a un joven muy alto y apuesto. De ojos grandes y oscuros, que le encantó enseguida. Este hombre la invitó a bailar, aceptando enseguida. Su misión parecía estarse cumpliendo.
Algo extrañó comenzó a pasar.
Ella estaba bailando bien y sin complicaciones. Pero de repente, empezó a sentir mucho calor. No uno ligero, en realidad era un calor bastante fuerte. Y que al parecer, estaba comenzando a aumentar en intensidad.
Cuando sintió que su espalda quemaba, decidió interrumpir e ir al baño. Al examinarse, notó algo demasiado extraño: la mano de aquel sujeto había quedado marcada en la ropa. Como si lo hubiera quemado.
Decidió regresar a bailar, convenciéndose que igual tenía la mano sucia o algo. Y siguió bailando con él, pero el calor no cesaba, de repente, algo pasó:
La gente comenzó a verlos, muy asustados. Ella empezó a investigar que pasaba y fue cuando notó el horror: el individuo ese tenía una pata de cabra y otra de gallo. ¡Era el mismísimo diablo que había hecho acto de presencia!
Lo demás es muy confuso: la gente comenzó a salir corriendo del lugar. El lugar se incendió y nadie sabe en específico que pasó con Linda.
El edificio hasta el día de hoy existe, ya abandonado. Y gracias a esta historia, muchas personas todavía acuden de manera regular para celebrar ritos en ese sitio, considerado donde el diablo acudió a bailar.