La leyenda del charro negro, la historia verdadera que inspiró la película
La leyenda del charro negro es muy popular en México. Es muy contada por todas las personas que suelen andar por los caminos del país. Donde hasta la fecha, hablando que este particular jinete se aparece.
Todo habla de un hombre condenado, un charro maldito que tendrá que estar andando por toda la eternidad cabalgando en su caballo. Todo gracias a que se encuentra purgando una condena por ser una mala persona en vida.
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¿De qué trata la leyenda del charro negro?
Se habla de una figura fantasmal, un charro alto vestido de negro. Monta en un caballo de igual tono oscuro, que se aparece de cuando en cuando a las personas que viajan por los diferentes caminos de México.
El caballo también es de temer, porque los testimonios hablan de unos feroces ojos rojos. Que pareciera que tienen fuego en su interior, haciendo pensar que tiene el infierno ardiendo en su interior.
Dependiendo de la versión, habrá personas que afirman que igual sostiene en su cinto una bolsa de monedas. Quienes han oído de su leyenda, piensan que es una maldición relacionada con la ambición de este temible espectro.
La gente que vive dentro de las ciudades tiene la suerte de no tener que lidiar con él. Los testimonios hablan que él solamente se aparece en los caminos. Parece que no es tan atrevido en su deseo de asustar.
¿De dónde surgió este terrible charro?
Como sucede en muchas leyendas, la gente no termina de ponerse de acuerdo de donde apareció. Incluso cada estado de la república cuenta con su propio origen, siendo habitual que tomen su propia tierra como el lugar que lo vio nacer.
La versión más popular habla que era un hombre pobre, pero con gustos de rico. Por lo tanto, siempre intentó parecer que era una persona de alta clase social. No quería que nadie vaya a enterarse que no tenía ni un quinto.
Por lo tanto, ahorraba todo el dinero que podía para poder comprarse trajes caros. Incluso si eso significa no comer bien o cubrir algunas necesidades básicas, lo más importante era lucir como hombre adinerado.
Pero para ello tenía que trabajar la tierra, romperse la espalda y estar siempre cansado, y aun así, no le alcanzaba para poder cumplir todos sus caprichos. Y al morir sus padres, se sintió desamparado, solo y pobre.
Es cuando llegó a una decisión: haría lo que fuera por obtener el dinero que tanto quiere. Por lo que decidió vender su alma al diablo, a cambio de tener riquezas.
El diablo hace su aparición.
Y consiguió lo que quería. No se sabe a ciencia cierta como lo logró, pero tuvo contacto con el diablo. Y este último, al ver la avaricia en el corazón de este hombre, le dio todo lo que quería a cambio de su alma.
El charro había logrado su objetivo: tener tanto dinero y riqueza como siempre había soñado. La vida de lujos que siempre había querido comenzó, gastando todo su dinero en ropa, bebidas, mujeres y apostando dinero.

Pero hasta la belleza cansa, dicen por ahí: llegó el momento que la soledad empezó a adueñarse de su corazón. Se sentía rodeado de muchísima gente, pero se dio cuenta que la mayoría estaba simplemente por su dinero.
Ese pensamiento se apoderó de su mente y corazón, al grado que empezó a vivir una vida miserable. Pero no hay plazo que no se cumpla, y un día, el diablo apareció para poder cobrar su deuda.
Él la había olvidado por completo, por lo causó muchísimo temor la aparición de Lucifer. Trató de ocultarse, y ahora dueño de una gran hacienda, intentó poner guardias y hacer todo lo posible para evitar que lleguen a él.
Llenó de cruces, capillas y muchos elementos religiosos para evitar que el diablo llegue hasta él; esta situación causó que sus últimos meses de vida sean un infierno en la tierra, por el miedo causado por la aparición.
El diablo se dio cuenta de las intenciones del charro negro y se la apareció tiempo antes de su muerte. Enfurecido, le dijo que no podía salvarse de su deuda, que había un pacto que habían hecho y lo cumpliría.
Su caballo, enojado por la presencia del ser demoniaco y ante la amenaza de llevarse a su dueño, intentó patearlo. Pero para el diablo este ataque no significaba nada más que una ofensa.
La ver que el diablo era tan apegado a su amo, decidió maldecirlos a ambos. El charro se fue secando, hasta quedar una calavera. Y su fiel equino, estaría junto a él, para toda la eternidad.
Hasta la fecha, sigue cabalgando por los campos. El charro negro estará maldito por toda la eternidad.