La leyenda del coyote y las hijas del tecolote

Esta es una leyenda originaria de Baja California. En esta hablan una historia sobre el tecolote, que sin duda les permitió en aquella época interpretar la vida de esta ave. Que le daban una personalidad parecida a las familias de la época.

Hasta el día de hoy es contado como un hermoso cuento que gusta a grandes y chicos. Aunque entre los indígenas de la región, sigue siendo considerada una leyenda verdadera, una explicación de la época prehispánica. Conoce la también llamada la leyenda del tecolote.

La leyenda del Coyote y el tecolote

El coyote y las hijas del tecolote
Algunos confunden la historia y la llaman las hijas del coyote.

La historia nos narra la vida del tecolote, que tenía seis hijas en total. Todas ellas eran muy hermosas, la envidia de otros y la admiración de la mayoría. Como buenas tecolotes eran bastante inteligentes.

Para mantener su inteligencia se dedicaban a estudiar tanto en las mañanas como en las noches en la biblioteca. Pero cuando se hacía tarde, su padre sonaba el aviso para que suspender por fin las labores.

Era tiempo de divertirse, volar y jugar entre ellas. Hacían círculos, volaban y se la pasaban genial. Se sabe que uno de sus juegos favoritos era la víbora de la mar, siendo que toda esta alegría llegaba siempre hasta los oídos de un coyote.

Pero contrario a lo que se pudiera pensar, este conocido como el coyote pai en realidad era amigo de todas ellas. Se conocían de hace mucho tiempo y a menudo se ponía a jugar, les hacía cosquillas en la panza y todo.

Pero luego de hacerlas reír el coyote huía, siendo que las hijas del tecolote no podían devolverle de ninguna forma la travesura. Por lo que idearon un plan, una forma de poder darle un pequeño escarmiento, una revancha.

Tomando unas velas en la punta de las alas, se vistieron de estrellas. Y de esta forma, se pusieron a volar muy alto en el cielo. A la hora de jugar, el coyote pai apareció como siempre y se dispuso a buscarlas.

Fue cuando las vio volar, le pareció algo maravilloso y externó que les gustaría estar con ellas. Para tal propósito, usaron unos largos cabellos a manera de cuerda. De esta forma podría subir hasta donde se encuentran.

Pero cuando había subido muchos metros, las tecolotes cortaron la cuerda. Esto causó que el coyote cayera de mucha altura y al golpear contra el suelo se deshizo. Se dice que se volvió polvo y se lo llevó el viento.

La abuela del coyote paí escuchó el alboroto y se asomó. Recogió el polvo de su nieto y se dispuso a hacer pan con él. El dios del lugar estaba viendo todo esto y decidió ayudarla: el humo que salía se volvió mágico.

Y por ahí donde pasaba el humo salían nuevos coyotes. Pronto la tierra se pobló de muchos de ellos, para alegría de la abuela.

¿Y los tecolotes? Tuvieron que permanecer arriba y separados ahora del piso. Porque si bajaban al suelo, los coyotes no hubieran dudado en tomar venganza por lo hecho a su antecesor. Y así es como se quedó el cielo lleno de estrellas.

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