El fantasma de la ruta a Salamanca

Se habla que existen fantasmas que son muy característicos de ciertas zonas. En donde parece que es el lugar donde quedaron atrapadas sus almas vagando, ya que es habitual que se les vea una y otra vez.

Eso se dice que sucedió en la ruta de Salamanca, en Guanajuato. En donde se habla que existe una mujer que continuamente se le aparece a todas las personas que se atreven a transitar de noche en esa región.

¿Qué sucede en la ruta de Salamanca?

El fantasma de la ruta a Salamanca causa temor entre la gente que maneja por ahí.

Existe poca información relacionada. Pero no son pocos los pobladores que afirman que transitar de noche por esa zona les permite ver fantasmas en la carretera, los cuales causan que tengan miedo de transitar por ahí.

La ruta se encuentra ubicada entre Santa Catarina y Atarjea, en donde todo el tiempo se habla de personas que han tenido extraños accidentes. Desde camiones que se voltean hasta todo tipo de autos.

Una de las historias más famosas relacionadas con la ruta es la que le sucedió a Laura, que estuvo viajando en esa zona con su hija Violeta. Todo sucedió mientras se encontraba manejando de madrugada.

La razón de hacerlo es que la señora viajaba por motivos de trabajo, y en esa ocasión le tocó transitar por esa ruta, para pasar entre los pueblos ya mencionados.

Iba manejando a una alta velocidad, unos 100 km/h, por lo que no pudo controlar demasiado el vehículo cuando vio a un individuo pasar por la carretera. No alcanzó a frenar y le pegó con todo el coche.

Pero para sorpresa de ellas no vieron a nadie salir volando por el impacto. En realidad, juran haber visto como dicho individuo se desvaneció. Relatan que fue similar a haber golpeado a un ser que estaba formado por simple humo.

El susto no acabo ahí: Violeta miró para atrás, esperando todavía intentar entender que sucedió. Se llevó el susto de su vida al ver al hombre que supuestamente fue atropellado, sentado en el asiento de atrás, observándolas.

Le dijo rápidamente a su madre, pero cuando esta volteó ya no había nadie. Le pidió que se calme, que seguramente eran sus nervios.

Sin embargo, al seguir manejando de repente Violeta sintió que alguien le apretaba el cuello. Incluso jura haber visto como se hundía la piel del cuello, por las manos invisibles tratando de acabar con ella.

En desesperación, lo único que se le ocurrió fue empezar a maldecir a la aparición. Pareció funcionar, porque notó como la fuerza gradualmente dejó de aplicarse, para ella luego poder respirar con tranquilidad.

Todo el fenómeno pareció terminar, por lo que siguieron manejando, no exentas de miedo.

Al día siguiente, ya de día, regresaron a investigar la zona para tratar de saber un poco más de lo ocurrido. Sorpresa fue para ellas cuando llegaron al kilómetro exacto donde habían golpeado al individuo: había una cruz.

No tuvieron duda que el alma de la persona que se encontraba ahí enterrada las atacó. ¿Qué pendiente tenía en este mundo para seguir intentando acabar con la vida de las personas?

Lo más seguro es que jamás lo sabremos, pero hoy en día mucha gente intenta evitar pasar por esta zona cuando es de noche. Para evitar que el fantasma de la carretera de Salamanca intenta algo malo con ellos.