El señor de las ampollas, el cristo de Tlanepantla
Existen muchas historias y leyendas que terminan por hacer crecer la fe de las personas. En donde son testigos de momentos extraordinarios, que les permiten saber que existe algo más. Que existen seres superiores que los cuidan.
En este caso estamos hablando de la leyenda del señor de las ampollas, que es considerado el santo patrono de Tlanepantla. Y cuya historia sigue trascendiendo hasta el día de hoy, teniendo muchos fervientes creyentes.
¿Quién es el señor de las ampollas?
La historia del Señor de las Ampollas (o también llamado Cristo de las ampollas) se origina en un evento trágico que conmovió a una comunidad entera. En una iglesia histórica en el año 1966, una figura de Cristo en una cruz fue consumida por un devastador incendio. A medida que las llamas arrasaban la iglesia, la figura del Cristo quedó afectada de manera sorprendente: su cuerpo sufrió quemaduras severas y la piel parecía formar ampollas, dando origen a su nombre.
A pesar de la apariencia desgarradora del Cristo quemado, la comunidad no vio este incidente como una pérdida, sino como un símbolo de esperanza y resiliencia. La figura carbonizada fue restaurada con gran cuidado y colocada en un lugar de honor dentro de la iglesia. La devoción de los fieles comenzó a crecer a medida que se atribuían milagros y bendiciones al Señor de las Ampollas.
Comienzan a aparecer milagros
Con el tiempo, se han registrado numerosos relatos de milagros que se atribuyen al Señor de las Ampollas. Personas que acudieron a él con enfermedades graves aseguran haber experimentado curaciones inexplicables. Los fieles cuentan historias de bendiciones recibidas después de orar frente a esta figura carbonizada. Estos testimonios de intervención divina han fortalecido la fe en el Señor de las Ampollas.
La devoción a esta imagen ha crecido a lo largo de los años, atrayendo a peregrinos de todas partes en busca de consuelo espiritual y milagros. Cada año, en el aniversario del incendio, miles de personas se congregan en la iglesia para honrar al Cristo quemado y ofrecer sus oraciones. Esta peregrinación anual es un testimonio de la fe profunda que esta figura inspira.
Su legado trasciende lo religioso y se convierte en un símbolo de inspiración y perseverancia. Su historia recuerda a las personas que incluso en medio de la tragedia, la esperanza puede surgir y la fe puede mantenerse fuerte. La figura de las ampollas en su cuerpo se ha convertido en un recordatorio visual de la resiliencia humana y la presencia divina en tiempos difíciles.
Como ves, a pesar de todos los años que han pasado, el señor de las Ampollas sigue siendo fuente de inspiración para miles de personas. Tal vez podamos considerar un milagro por si mismo todo el cariño que ha causado.