La celda de la muerte, la cárcel 27 de Durango
Las cárceles son sitios que por su naturaleza pensamos que son el sitio perfecto para la aparición de sucesos extraños. A fin de cuentas, es un sitio donde se reúne mucho odio, negatividad y sufrimiento por parte de quienes lo habitan.
De entre todas ellas, en el estado de Durango existe una que se ha hecho famosa por el paso del tiempo. En específico, una celda que es conocida por muchos como un lugar de muerte. El que entra ahí, nunca sale. ¿Qué esconde la leyenda de la celda 27?
La celda 27 de Durango.
Todo comenzó en el siglo XIX. La cárcel de Durango funcionaba en pleno apogeo, pero comenzó a existir el rumor que había una celda maldita. Una en donde los presos terminaban por morir, de maneras misteriosas.
Durante un tiempo, las autoridades de la prisión comenzaron a usarla únicamente para encerrar a los criminales más peligrosos. De esta manera, recibirían un mensaje todos los demás sobre portarse mal.
Pero cuando la cantidad de muertos fue demasiado alta, la curiosidad de todos por saber que pasó aumentó. ¿Qué estaba ocurriendo en el interior de ese lugar? No parecía entrar nadie, tampoco se encontraban signos de violencia.
Surgieron una gran cantidad de teorías sobre lo que ocurría en el interior. Algunos dicen que aparecían fantasmas con ansias de acabar con la vida de la gente que estaba presa. Los estrangulaban con sus propias manos.
Existen otras teorías que hablaban de un gas envenenado que surgía precisamente en dicha celda. Y que por eso jamás verías a nadie entrar a matar a nadie. ¿Qué más esconde el misterio de la celda 27?
La leyenda de Juan.
En el mismo lugar, existe una leyenda muy popular en donde se dice que alguien logró resolver el misterio hace muchos años. En donde por un crimen que no cometió fue encerrado, pues querían deshacerse de él.
Las autoridades le hicieron un ofrecimiento: si podía sobrevivir una noche a esa celda maldita se le devolvería su libertad. Juan aceptó, con la petición que le dieran al menos unos cerillos y una vela para poder iluminar la noche.
Y así fue como estuvo durante la noche, vigilando. Así pasaron las horas y comenzó a escuchar ruidos. Hubo un momento cerca de las 3 de la mañana que se apagó la vela y escuchaba los ruidos mas intensamente.
Muerto de miedo, prendió un cerillo y vio un enorme alacrán bajando por la pared. Este esperaba atacarlo en la oscuridad, por lo que aprovechó atraparlo.
Al día siguiente, las autoridades fueron supuestamente a buscar el cuerpo. Se sorprendieron muchos al ver a Juan, quien al final ganó su libertad.
¿Habrá sido el final del misterio? Al día de hoy algunos aseguran que las muertes continúan en esa celda. Tal vez jamás sepamos que pasa dentro de la celda 27 Durango.