La leyenda de la siempreviva en Yucatán
La siempreviva es una planta que ha estado presente en la península de Yucatán desde los tiempos de los mayas. Y que su presencia dio lugar a una leyenda que ha llegado hasta nuestros días de generación en generación.
Lamentablemente, no es tan conocida como otras, por lo que es nuestro deber contarla una vez más. Ya que es parte de la tradición maya y una forma que tenían de entender el mundo en esa época, a partir de esta planta.
¿Cuál es la leyenda de la siempreviva?
Esta historia narra que un viajero se encontraba andando por los caminos. Había estado lloviendo, pero todo se calmó. Era esa situación en donde el piso todavía se encontraba mojado junto con un ligero viento de lluvia.
De repente, el viajero empezó a oír un sonido. Pronto se dio cuenta que más que un sonido, era una voz hablando. Al empezar a poner atención, se dio cuenta que le decía “¿Eres tú, Balám?”. Procedió a ver que pasaba.
Esperó encontrar a una persona, pero luego de investigar mucho, se dio cuenta que esa voz provenía de una planta. De una siempreviva que se encontraba sembrada a un costado de la carretera.
Se extrañó bastante que una planta le hable, por lo que únicamente se le ocurrió contestarle que no era Balám. La planta se decepcionó y procedió a contarle su historia, razón por la que se encontraba ahí sembrada.
¿Qué historia contó la siempreviva al viajero?
Le contó que fue ella una mujer, en específico una sacerdotisa. Su padre era un hombre bastante respetado en la tribu, por lo que en general gozaba de buena posición. Ella como mujer de fe no podía entregarle su amor a un hombre.
Pero un día conoció a un hombre llamado Balám y no pudo evitar caer enamorado de él. Comenzaron a tener un romance a espaldas de su padre, pero este no tardó en enterarse. Y tomó cartas en el asunto.
Para terminar con ello, decidió sacrificar a su hija al dios Kinich. Y para hacerlo todavía más trágico, lo haría frente a su enamorado, para que vea las consecuencias que su comportamiento llevó. En esa época era el pensar que tenían.
Llegó el día y la sacrificaron. Pero por algún motivo, el corazón se le salió del pecho y rodó por las escaleras, justo a los pies de su amado. Y en ese momento, él tomó el órgano y logró escapar con él en las manos.
Él la enterró a los pies del templo, prometiéndole que regresaría. Poco se sabe que pasó después pues jamás volvió. Tal vez pensó que solo era un corazón enterrado, pero en realidad la siempreviva contuvo el alma de su amada.
Así es como nació esta planta, que se encuentra sembrada esperando el día que Balám vuelva y cumpla su promesa de amor.