La leyenda de la vainilla de Papantla, Veracruz: una historia de amor
¿Has escuchado en alguna ocasión la leyenda de la vainilla? Para la gente de Papantla, Veracruz, detrás de la creación de esta flor existe una hermosa historia de amor. Que a continuación, procedo a contarte.
La historia comienza con la vida de la princesa Tzacopontziza, cuyos padres eran unos totonacas de sangre noble, provenientes del pueblo de Tajín.
Su padre, de nombre Teniztli, era el tercer señor del pueblo de Tajín y estaba muy orgulloso de la belleza de su hija. Tanto, que estaba seguro que no había hombre que estuviera a la altura de su heredera.
Esta idea lo terminó por obsesionar a tal grado que llegó a la conclusión que nadie merecía a su hija; y que por lo tanto, debía hacer todo lo que estaba de su mano para impedir que algún pretendiente se acerque a ella.
Ordenó que ella sea trasladada al templo dedicado a la diosa Tonacayohua, donde permanecería con un grupo de doncellas.
La idea a ella no parecía desagradarle, aunque no se sabe con seguridad si fue por verdadera devoción o simplemente se resignó a que ese sería su destino. Pero las cosas no siempre salen como uno quiere.
Nace el amor en la princesa.
A los alrededores del templo conoció a un joven de nombre Xcatan-oxga. Todo eso mientras ella iba a llevarle una ofrenda al Chac Mool.
Entre ellos surgió el amor más intenso. El problema era grave para la relación, ya que él en realidad era un hombre muy pobre. Sin embargo, el amor era muy intenso entre los dos.
Esto se convirtió en visitas secretas diarias y ocultas, en donde ambos jóvenes se demostraban su amor mutuamente.
Esto era un romance prohibido, y las cosas solo podían complicarse más: el dios de la felicidad se había fijado en ella. Y la quería para ser su mujer.
Le reveló sus sentimientos y ella lo rechazó. Enfurecido, el dios la amenazó que de no cumplir con su capricho, la región de Tajín sería la afectada. Ella tuvo mucho miedo, pero aun así, decidió no cumplir los caprichos del regordete dios.
El dios no se rindió a la primera, decidió hacerse amigo del padre de la chica. Lo invitó a palacio, le mostró grandes secretos y trató de ponerlo de su lado. El padre, encantado ante tal pretendiente, terminó por concederle una cita.
Surge la leyenda de la vainilla.
Los jóvenes, ante esta situación, decidieron escapar juntos. De lo contrario, su amor jamás podría suceder. Pero en su escape, fueron emboscados por los sacerdotes de Tonacayohua, que impidieron la huída.
Llenos de furia, terminaron por tomar a los jóvenes, cortarles la cabeza, extraerles el corazón y deshacerse del resto del cuerpo en un barranco.
En el lugar donde cayeron los cuerpos, sucedió un cambio extraño: el suelo se fue secando poco a poco, para posteriormente hacer su aparición un arbusto y una flor.
Era curioso ver como el arbusto parecía abrazar a la flor, de un amarillo intenso y muy bonita. Con el tiempo, la flor terminó por ponerse más oscura y empezó a tener un olor exquisito.
Ese día, había nacido la vainilla.

Ni el padre ni el dios caprichoso lograron terminaron con el amor entre los dos jóvenes. Que trascendió incluso más allá de la muerte, creando tan hermosa flor.
La vainilla es muy apreciada por ese exquisito y delicado aroma que posee. Los antiguos indígenas no encontraban como explicarse que existiera algo tan bello.
Solo pudieron pensar que era el olor del verdadero amor. Esta es la leyenda de la vainilla, que muestra como el amor al final siempre termina por ganar.