Leyendas del palacio de Lecumberri, ¿presos fantasma?

Las cárceles por su naturaleza son lugares horribles y que pueden dar mucho miedo. Ya que son el lugar donde se aglomera a lo peor de la sociedad, un lugar que puede ser el infierno en la tierra. Donde incluso inocentes pueden compartir espacio con la peor escoria.

Es por eso que estos sitios también suelen ser protagonistas de algunas de las historias más terribles. Este es el caso del penal de Lecumberri, un sitio en el que se vivió tanto dolor que hasta hoy en día sigue atrapado ahí.

¿Qué es la antigua penitenciaría de Lecumberri?

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La historia de este sitio nos lleva hasta el año 1900, cuando durante la presidencia de Porfirio Díaz decidió abrir las puertas del que en ese entonces era el penal más moderno de toda América Latina. Un proyecto de mucho dinero.

A su cargo estuvo el arquitecto Antonio Torres Torija, quien emulando prisiones similares de las de París o Filadelfia, construyó un sitio enorme conformado por 886 celdas. Se dividía en siete  crujías, que podían ser perfectamente vistas desde una torre de control.

Estaba construido de tal manera que en las orillas los reos de menor peligrosidad pudieran salir al exterior si las autoridades así lo requerían. Esto para que puedan asistir a realizar trabajo comunitario y aportar a la sociedad.

La vida ahí era terrible: la cárcel estaba originalmente creada para albergar unos 800 presos, pero las autoridades sin control terminaron metiendo más gente. Se dice que en algún momento llegó a tener más de 5000 personas ahí metidas.

La falta de espacio implicaba unas condiciones de vida poco saludables y humanas. Se habla que en su interior se realizaban todo tipo de actividades ilegales, que las autoridades o no controlaban o dejaban pasar.

Muchas personas murieron en condiciones infrahumanas, situación que duró hasta el año 1972 cuando el presidente Luis Echeverría cerró el lugar. El edificio fue aprovechado para crear el Archivo General de la Nación.

Para ello el sitio fue reformado, quitándose varias paredes y también deshaciéndose de muchas rejas. El lugar quedó funcional para una nueva etapa, pero al parecer no podía escapar por completo de su pasado.

Historias de presos fantasma en el palacio

Hoy en día más que una cárcel es tratado como un palacio. Pero no importa como sea nombrado, su pasado no parece querer irse del todo. Un sitio donde ocurrieron sucesos tan macabros parece quedar marcado para siempre.

Hoy en día y debido a su carácter de archivo, suelen haber horas donde la afluencia de tráfico es relativamente baja. Quienes se quedan solos ahí, hablan que pueden escucharse voces y murmullos, así como gritos.

Y si no es eso, aseguran algo: se siente una tristeza en el aire que no pueden explicar. Como si todavía al día de hoy pudieran sentir el dolor de todos los que habitaron ahí.

Han surgido diversas anécdotas a lo largo de los años:

Se habla por ejemplo del prisionero ahorcado, el cual fue un hombre que defendió hasta el final de su vida que fue acusado injustamente. Y no aguantando más la situación, en una distracción de los guardias decidió quitarse la vida en una cuerda.

Se dice que hasta el día de hoy, algunas personas llegan a ver la silueta colgada en una ventana. Como si no pudiera terminar de descansar todavía.

Otro muy famoso es el llamado Don Jacinto, el cual se cuenta fue un prisionero durante los años 40. Se dice es un hombre que se te acerca a preguntar por una tal Amelia, a lo cual se le responde que no la han visto.

Pero luego de eso, desaparece y te das cuenta que no había nadie más. Se habla que en realidad fue un prisionero cuya esposa lo engaño estando en la cárcel, por lo que acabó con su vida y sigue con el dolor.

Es un lugar que cualquiera puede visitar, pero seguro muy pocos van a querer estar a solas en este sitio.

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